El hombre prefiere a veces el sufrimiento a la pasión.
Cambiar un sufrimiento por otro es algunas veces tan grande alivio como sentir el fin del sufrimiento.
El goce es estéril, el sufrimiento es fecundo, porque obliga a ser grave y a luchar y descubrir el poder.
La medida de los dolores está en cada uno de nosotros; nadie comprende nuestros sufrimientos sino por una analogía muy vaga.
El hombre no puede hacerse sin sufrimiento, pues es a la vez el mármol y el escultor.
El hombre no dejará nunca de amar el verdadero sufrimiento; el sufrimiento es la única causa de la conciencia y el hombre por ninguna satisfacción lo trocaría.
No es el mismo sufrimiento el que degrada y el que ennoblece; son dos sufrimientos diferentes.
Aceptar el sufrimiento y con él redimirse: he ahí lo que hay que hacer.
El hombre debe ganar su felicidad mediante el sufrimiento; es la ley de la tierra.