Se hundió el sol; las estrellas salieron con gran prisa; dando un paso se vino la noche.
Tras la baranda de oro del confín, / abre el sol su abanico hermoso / en una despedida de mandarín.
¡Hermosamente pensativa y triste está al caer la silenciosa tarde!
Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro.
Cae la tarde silenciosa y pálida con la inefable suavidad de un velo.
La tarde es el suspiro de adiós del sol a la Tierra.
De todas las horas del día, cuando el tiempo es soberbio, lo que encuentro sobre todo temible es la tarde, hacia las tres.
Tras la baranda de oro del confín, / abre el sol su abanico hermoso / en una despedida de mandarín.