Es absurda y patética la forma en que alguna gente se mata trabajando, con la ilusión casi nunca cumplida de no trabajar más en un lejano día.
El trabajo no pagado no es, en sí, una particularidad de la sociedad moderna burguesa. Desde que existen clases dominantes, la clase obrera siempre ha debido aportar trabajo no pagado.
El cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a trabajar nada más al levantarnos y no deja de funcionar hasta entrar en la oficina.
Nadie muere por el trabajo; pero con la vagancia y el ocio son muchos los que se agotan y fenecen, porque el hombre ha nacido para el trabajo, como el pájaro para el vuelo.
El trabajo es la Ley y el que lo rechaza fastidiado, lo tiene por suplicio.
¡Trabaja! Si puedes, trabaja bien; en caso contrario… trabaja de todos modos.
Me agrada el trabajo; incluso me fascina. Puedo sentarme y contemplarlo horas enteras. Gozo tenerlo cerca de mí; y la idea de librarme de él casi me rompe el corazón.
Al fin de cuentas, el trabajo es el medio para pasar la vida sin ser visto.
¡Trabaja! Si puedes, trabaja bien; en caso contrario… trabaja de todos modos.