La verdad: la única cosa para la cual no hay grados, sino perpetuos desgarrones y rupturas.
La verdad es semejante a Dios: no se revela inmediatamente, sino que debemos adivinarla a partir de sus manifestaciones.
Si cada día hallara una nueva verdad en mi espíritu, y al hallarla tuviera que destruir cada día mi vida por completo, sin dudar la destruiría, para vivir cada día una nueva vida con una nueva verdad.
Si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja otros siglos correrían.
Tiene mucho de mentira decir verdades que no se sienten.
La verdad es el principio de toda perfección, y la belleza, el gusto y la gracia no pueden existir fuera de ella.